Como proceso análogo al evolutivo, y más precisamente al desarrollo 
rizomático de una planta, el Árbol ARTificial se vale de una definición 
básica inicial para luego desarrollarse paramétricamente en 
mini-procesos diferentes pero hermanos, miembros de una misma especie: 
un mismo gen original compartido, pero expuesto a las condiciones de la 
voluntad individual de cada uno de sus interventores (14 en este caso 
particular) con el potencial de explorar casi infinitas soluciones.
Y es que la elección del producto final (y su método) no es arbitraria. 
No solo se escoge un árbol como modelo estructural y procesual, sino que
 finalmente se trata de la romántica reagrupación del cadáver 
desmembrado de algún árbol que fue.
Se busca coherencia con el material: el árbol talado y, luego de 
diversos procedimientos, diseminado en láminas de MDF es devuelto 
re-agrupado, re-su(s)citado gracias a procesos analógicos y, sobre todo,
 digitales.
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